La Ayahuasca, Banisteriopsis caapi, es un bejuco o liana que los médicos vegetalistas con la tradición de su uso lo definen como su planta maestra por excelencia. La ayahuasca combinada con otra planta, la chacruna, Psychotria viridiris componen una bebida o "chicha", como dicen los ayahuasqueros, que a su vez, se llama ayahuasca.
Esta bebida funciona como un depurador físico, facilita la meditación, equilibra energías y despierta la intuición. En el dialecto nativo se le conoce a la liana como "soga de la muerte". Lo que traducido al idioma quechua, soga=huasca y muerte=aya, dio como resultado el nombre con que tradicionalmente se le conoce: "ayahuasca". La "madre de la soga" es la chacruna, un espíritu femenino que le muestra al vegetalista las causas de las enfermedades y las plantas que debe usar para su curación. Las plantas maestras son las que dentro de la tradición amazónica ingeridas adecuadamente generan conocimientos a través de sueños, visiones, percepciones e intuiciones sobre sus propiedades curativas y las de otras plantas; así como, por sus propiedades enteógenas también sirven para darnos una visión introspectiva sobre nosotros mismos y sobre la vida en general. Ayudando así a interpretar los hechos o acontecimientos que han influenciado en el proceso de nuestra vida.
Parte importante del tratamiento del alma y el cuerpo con la ayahuasca, es la dieta. Dependiendo de los niveles de purificación que se quieran alcanzar las dietas pueden variar desde las más permisibles; donde se evita el consumo de algunos alimentos que no facilitan que la planta surta efecto; a dietas que incluyen el ir de retiro a la selva e ingerir de la mano de un ayahuasquero alguna planta maestra como el tabaco para una purga inicial, alimentación austera, sin sal ni azúcar, sólo pudiendo comer plátanos verdes sancochados, avena o arroz. En este último caso la persona que sigue la dieta se aísla de otras personas a excepción del curandero, chamán o "ayahuasquero"; como de aquí en adelante nos vamos a referir a ese hombre que trata con ayahuasca. Durante la dieta el aislamiento es de relaciones personales, no sensoriales; ya que en la selva la naturaleza está presente; el canto de las aves, de los grillos, el brillo de las luciérnagas en la noche, la vegetación, el sonido del río; ese mundo vivo que está presente en la amazonía.
La alimentación austera lleva a la meditación y es a través de esta meditación que los ayahuasqueros aprenden como curar. Asimismo, la dieta del paciente facilita el contacto entre éste y el ayahuasquero. En esos niveles de meditación, el ayahuasquero logra escuchar sonidos emitidos por la naturaleza. Estos sonidos son reproducidos por el ayahuasquero en las sesiones de toma de ayahuasca. Son los llamados "icaros", cantos melodiosos que a los participantes los llevan a un estado de relajación absoluta. El uso tradicional de la llamada dieta siempre ha sido para curar diversas enfermedades físicas, como reumatismo, afecciones bronquiales y respiratorias, traumatismos óseos e infecciones. Se ha comprobado también, en el trabajo empírico de los curanderos, la eficacia de este tratamiento para enfermedades psicógenas, ya que favorecen la rememoración de hechos o situaciones del pasado no metabolizados por la persona. Se dedica un espacio sin tiempo ni preocupaciones a la introspección y se retoma el contacto armónico con la naturaleza.