Existen varios fármacos que pueden afectar la forma en que el cuerpo regula su temperatura, lo que aumenta el riesgo de padecer un golpe de calor.
Los siguientes medicamentos pueden aumentar ese riesgo:
Los bloqueadores beta: medicamentos para tratar la hipertensión, glaucoma y las migrañas.
Los diuréticos: cualquier medicamento que aumente la frecuencia de la micción, haciendo que el cuerpo elimine rápidamente los líquidos (agua). Las personas en tratamiento con diuréticos tienen un mayor riesgo de deshidratarse.
Los neurolépticos: medicamentos psiquiátricos que se utilizan para tratar los síntomas de ciertas enfermedades mentales, como el trastorno delirante, la esquizofrenia, el trastorno bipolar y la depresión psicótica. Los neurolépticos deprimen la función nerviosa.
Las fenotiazinas: medicamentos que reducen el efecto de la dopamina en el cerebro. Se utiliza para tratar la esquizofrenia o la psicosis.
Los anticolinérgicos: medicamentos que bloquean el neurotransmisor acetilcolina en el sistema nervioso central y el periférico. Se utilizan para el tratamiento de trastornos gastrointestinales, trastornos genitourinarios, trastornos respiratorios (incluyendo asma), insomnio y mareo.
La cocaína y las anfetaminas: en ambientes muy calurosos, las personas que toman la cocaína, la metanfetamina de cristal o la speed tienen un riesgo mucho mayor de desarrollar un golpe de calor.
Se dice que los antidepresivos tricíclicos, los medicamentos para la enfermedad de Parkinson, algunos laxantes y los antihistamínicos pueden causar hipertermia, o sea, la temperatura del cuerpo demasiado elevada).
Otras causas del golpe de calor pueden incluir:
Ser obeso o tener sobrepeso: las personas obesas son más propensas a sufrir un golpe de calor en climas muy caliente, en comparación con las personas de peso normal.
Privación del sueño: si no se duerme lo suficiente, la tasa de sudoración se puede reducir, por lo que es más difícil que el cuerpo controle su temperatura interna.
La falta de aclimatación: las personas que no están acostumbradas al calor, como turistas o atletas que compiten fuera de su clima habitual, son más susceptibles a la insolación.
Un golpe de calor previo: una persona que ya haya experimentado un golpe de calor se encuentra en alto riesgo de recurrencia.
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