¿CÓMO PROBAR QUE NUNCA TUVISTE DETERMINACIÓN DE VOLUNTAD PARA LLEVAR A CABO UN FIN?
CONDENADOS AL AISLAMIENTO, POR TRES SILOGISMOS FALSOS, FUNDADOS EN UNA DECLARACIÓN FALSA DE INTENCIÓN.
INTENCIÓN: Determinación de la voluntad en orden a un fin.
¿CÓMO PROBAR, LA INEXISTENCIA DE INTENCIÓN?, ENTONCES: ¿CÓMO PROBAR QUE NUNCA TUVISTE DETERMINACIÓN DE VOLUNTAD PARA LLEVAR A CABO UN FIN?
SILOGISMO INCORRECTO:
A) El Padre tramita ante las autoridades los pasaportes y visas de sus hijos
B) El Padre siempre fué el responsable de presentar ante las autoridades, las visas y pasaportes de toda la familia, cuando viajaban a EUA.
C) Según el punto "A" y "B", el Padre siempre fué el responsable de resguardar los pasaportes y visas de la familia, incluyendo por supuesto, los documentos de sus dos menores.
D) Entonces, todo Padre que tramita y resguarda los pasaportes y visas de sus menores, “tiene la intención de separar a los hijos de su madre para llevarlos a vivir al extranjero”.
SILOGISMO INCORRECTO:
SILOGIMSO INCORRECTO:
El móvil para impedir las convivencias, recae en la conciencia de una de las partes, y su justificación siempre es vertida, con la ventaja que otorga la falta de conocimiento en la otra versión.
El excesivo tiempo empleado por los encargados de impartir justicia para emitir su veredicto, y el mismo veredicto, ofrece a los ajenos, la oportunidad de emitir un infundado juicio, argumentado “la posible culpabilidad en alguna(s) de las actuaciones del Padre”. “¡Sin duda, algo habrá hecho el Padre, que lo tiene conviviendo en el juzgado con sus hijos!”
La impotencia es el único sentimiento en el Padre, que ve como se esfuma la posibilidad de convivir con sus hijos, simplemente por la aceptación de estos argumentos falsos; falsos, pero siempre imposibles de defender, bajo silogismos de juicio alejados de la lógica, bajo decisiones tomadas por el juzgador, con temor a ser acusado de discriminación de género.
¿A quién le importa si el Padre convive libre y equitativamente con sus hijos?, Más aún, cuando el Padre efectivamente convive con sus menores los sábados en el Juzgado. (Esto cuando la madre los presente)
El hecho es que bastó entonces, con declarar que pretendía sustraer a mis hijos del país, y que en algún momento de la vida tuve en mi poder los pasaportes vencidos de mis hijos y sus visas, para sentenciarme a convivir el resto de su infancia en el juzgado.
Cierto es, que ante la sentencia, la parte no beneficiada será quién cuestione a la justicia, pero cierto es también que la justicia ejercida sobre una conciencia tranquila, la hace todavía más amarga, más aún cuando implica perder la oportunidad de convivencia con los hijos.
Por: Juan Mitxelena, padre de Matías (10 años) y Julieta María (6 años)