En este artículo se habla de saber diferenciar la “realidad real” de la “realidad literaria”, lo que resulta necesario tanto para lectores como para escritores.
La narración es una ficción: le sugerimos al lector que existe un tal Fragoso Cuartas, negro cual el ébano, de mirada triste y andar acaracolado, bebedor como su padre, amigo de pulsear con los más fuertes, y de inmediato el lector (uno o varios) querrá conocer qué ocurrirá con nuestro personaje, a sabiendas de que no forma parte de la realidad que a él le rodea. Sin embargo, el autor no es una ficción. El autor tiene su ideología, su idiosincrasia e intereses personales (lo que Renato Prada Oropesa define como “estatuto”). Y quiéralo o no, independientemente de su voluntad, en la obra que elabore aparecerán su ideología, idiosincrasia e intereses personales.
Por tanto, no como una cuestión semántica, sino conceptual, deseo distinguir entre el llamado punto de vista y la perspectiva.
Lo real en una obra narrativa es el autor. Lo ficticio, porque éste lo crea, es el narrador, el cual tiene su propio estatuto. Del autor es el punto de vista, concepto que defino como la forma en que refleja el autor el mundo real a través de la narración o mundo presentado. El punto de vista no es un elemento técnico, sino una realidad extraliteraria. El narrador no tiene punto de vista sino perspectiva, elemento técnico que será tratado más adelante.
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Artículos de esta serie anteriormente publicados:
Técnica narrativa. Nota introductoria. Primer artículo.
Andrés Casanova, escritor
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