La implantación tecnológica en el mundo del motor permite una conducción más sencilla siempre y cuando se utilice de la forma adecuada.
La tecnología puede llegar a ser un motivo de estrés para el conductor. Un estudio realizado hace unos meses afirma que tres de cada cuatro de los conductores no saben en qué consisten los sistemas de seguridad que tiene su vehículo, como por ejemplo, ABS o antibloqueo de frenos, ESP o control de estabilidad y ASR o control de tracción, o incluso, dispositivos para el control consumo de gasoil. Además, el estudio mostró que el exceso de tecnología se enfrenta a la “limitada” capacidad que tiene el ser humano para reaccionar a muchos estímulos al mismo tiempo, generando un estrés atencional.
El estrés tecnológico generado por la gran cantidad de dispositivos que debe de aprender el conductor a manejar es una de las razones principales, por la cual, muchos usuarios se niegan a cambiar de vehículo. En los aviones tratan de simplificar al máximo la información captada por los pilotos, teniendo en cuenta que es esencial mostrar únicamente lo que es fundamental. Por otro lado, la directora general de Tráfico María Seguí, consideró que una mayor seguridad en el vehículo puede generar un mayor riesgo al conductor. Como por ejemplo, se detectó que los primeros coches que incorporaban “airbag” tuvieron un mayor número de accidentes.
Uno de los mayores objetivos tecnológicos en el mundo del motor es el coche autónomo. Los grandes expertos consideran que será un vehículo de gran ayuda pero es poco probable que reemplace al conductor totalmente. Esto se debe a ciertos problemas tecnológicos, como por ejemplo, la gran cantidad de cámaras, láseres y sensores que se usan deben de funcionar correctamente, lo que provoca un mayor mantenimiento en las carreteras. También se desconoce qué tipo de carnet será necesario o qué tipo de seguro se le aplicará. Actualmente existen software que ayudan a gestionar el transporte.
Roberto Ramos, miembro de la Confederación Nacional de Autoescuelas (CNAE), consideró que no se puede confundir entre lo que el conductor puede hacer por si solo con lo que es hecho por la propia tecnología, es decir, la tecnología puede corregir errores y no darse cuenta el propio conductor. Además, afirma que los años acumulados de conducción no es más que una experiencia envenenada por la rutina.
La tecnología está cada vez más presente en el mundo del motor, ofreciendo ayudas para mejorar la conducción. Pero lo fundamental se centra en formar y preparar a los conductores, para que estos puedan conocer perfectamente el uso y funcionamiento de los dispositivos electrónicos de su vehículo.
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