Hasta hace pocos años un tatuaje era algo para toda la vida, pero en la actualidad existen tratamientos y técnicas con las que se pueden disimular e incluso eliminar de forma definitiva los tatuajes.
El tratamiento más indicado para la eliminación de tatuajes es el láser, que funciona a través de reflejar en la piel durante un corto periodo de tiempo una luz de gran intensidad.
La finalidad del láser es deshacer de la piel los pigmentos del tatuaje, absorbiendo de esta forma la tinta a través de la producción de calor.
Tenemos que tener en cuenta que la eficiencia del láser, depende del tipo de tatuaje que tengamos, así como de los colores con los que este hecho, ya que los colores como el naranja, amarillo o rosa, son los más difíciles de eliminar.
La principal ventaja del láser es que se trata de una técnica no invasiva, por lo que se evita de esta forma que la persona tenga que pasar por el quirófano y así evitarse las posibles complicaciones que toda intervención conlleva.
El número de sesiones necesarias para la eliminación del láser dependen del tamaño, forma, colores, etc. Del tatuaje. Aquellos que están realizados por personas aficionadas suelen necesitar entre dos o tres sesiones, mientras que los realizados por profesionales necesitan una media de 10 sesiones.